En la conquista del nuevo mundo, los españoles y en menor grado los portugueses, pudieron continuar sus conquistas sin interferencias durante mucho tiempo sus proyectos de conquista y de colonización sin temor a sus rivales europeos, solo en los puertos y en las rutas navales, se atrevían a asediar a los barcos, los corsarios y piratas, más en tan escaso numero que nunca pretendieron proyectos de dominio en tierra ni anexionarse territorios. En el interior de las islas y del continente los españoles solo tuvieron conflictos y enfrentamientos con los indígenas. Durante siglos los habitantes de la península Ibérica, fueron los únicos europeos cuya influencia se hizo sentir en el continente. Un inmenso territorio que comprende todas las republicas latinas de América, si el imperio nativo se derrumbo tras varias generaciones de riqueza y esplendor, se derrumbo no solo por la acción brutal de los colonizadores, sino que debe aplicarse cierta responsabilidad a la imposibilidad de persistir de vivir bajo un régimen de derecho divino.
Las tierras que descubrió Colon y que se dieron a conocer al mundo, había tierras de vida penosa, mas la mayor parte de las tierras eran paraísos de belleza, de magníficos paisajes, abundancia de agua, riqueza exultante de vegetación, todo en conjunto uno de los más maravillosos espectáculos mas maravillosos que se pueden encontrar en el planeta, esplendidez de líneas, y brillo de la luz. De fácil entrada a los territorios. La entrada libre que permitía el transito a los países amigos, permitía de igual modo la de enemigos y la paz era interrumpida por guerras de exterminio, hasta los caribes que encontró Colon, se habían instalado en las costas orientales procedentes de seguramente América del Sur.
A pesar de los retocemos hacia la barbarie, causados por las atroces guerras, habían podido nacer civilizaciones por el contacto de los inmigrantes en medios diferentes. Los detalles que nos dieron los primeros visitantes españoles, pudieron darse sobre las costumbres y la cultura de intelectual y moral de los pueblos que habían salido hacia mucho tiempo del salvajismo primitivo y que eran incomparablemente superiores por la mansedumbre, la bondad y el espíritu de justicia a la banda atroz de los invasores españoles.
Colón informo que los haitianos “amaban a sus prójimos como así mismos” y que su hablar amabilísimo y muy dulce, iba acompañado de dulces sonrisas. Más las se produjeron exterminios, del trabajo en las minas, en las plantaciones, en las canteras o por los dientes de los mastines, a la vez del desinterés de los recién llegados, excepto lo que no fuera oro o no facilitara su adquisición. Su brutal indeferencia fue tan cruel que casi nada ha podido saber aquellas pobres gentes de las naciones antillanas. En menos de medio siglo desaparecieron millones de seres humanos que poblaban las islas, en la que para sobrevivir algunas familias se encerraban en los bosques o en las montañas.
Tan terrible fue la opresión que según las crónicas, como si el cielo hubiera caído sobre aquellos desgraciados que se enamoraban de la muerte como acción libertadora: comían tierra y guijarros, se alimentaban con mandioca con su jugo venenoso, las mujeres dejaron de parir, o dejaron perecer sus frutos para que la esclavitud cesara con ellas.
Los mayas de la península de Yucatán formaban parte del mismo grupo de naciones de las naciones habitantes en Cuba, tenían el mismo aspecto físico, cuerpo rechoncho, la cara ancha, frente inclinada hacia atrás por la manipulación que las sometían a los bebes las madres, pueblo que tenían costumbres pacificas, y que tenían la ventaja de hallarse mejor protegidos contra la invasión. Habitaban una tierra baja, rodeada de escollos y de arrecifes, que se extendían hasta que se perdía la costa de vista, no se les podía asaltar por todos lados como a los insulares, y en caso de invasión y derrota les era fácil retirarse a los bosques impenetrables del interior. De otra parte los soldados españoles, evitaron durante muchas décadas después del descrubimiento aventurarse en las espesuras del continente. Los mayas pudieron desarrollar en paz su civilización de manera original y completa. De notable grado de cultura, eran capaces de navegar emigrando en los barcos con toda la familia y tuvieron la habilidad de domesticar animales para la pesca que retenidos por una cuerdas recogían las presas que capturaba su animal domesticado.
En la parte septentrional del Nuevo Mundo, la civilización con más claridad caracterizada, fue la del pueblo Anahuac, que pertenece a una porción del territorio, constituye una fuerte individualidad geográfica, cuyos rasgos ayudan a comprender los destinos de una nación, hacia su extremidad meridional se levanta una meseta como una muralla y presenta escarpadas de difícil subida, que desde la orilla del mar se elevan hasta la región de las nieves, y ciñen como con bandas de distintos colores, climas distintos que forman la separación de las poblaciones
respectivas de las diversas alturas, de donde resultaba que los residentes de la meseta, encerrados en el alto recinto, casi no habían de temer de los asaltos de los pueblos de la zona inferior. En primer lugar eran muy superiores en número, gracias a la naturaleza de su suelo templado, y en todas partes dispuesto par el desmonte y el cultivo; Además debían a ese predominio de la densidad la formación de grandes ciudades y de clases ingeniosas para todos los trabajos, entre otros los de defensa, mientras que las tribus diseminadas en las tierras calidas del litoral, que no habían de trabajar para su subsistencia, quedaban en la pereza intelectual primitiva, sin pensar en escalar las altas cimas ni en el ataque a sus defensores. Cuando los españoles subieron a la meseta, halláronse en condiciones especialmente favorables, para la ofensiva, puesto que disponían de caballos y armas de fuego. Se dieron cuenta que el Imperio de Moctezuma, establecido en la cuenca cerrada de México, comprendía la mayor extensión de las pendientes exteriores hasta los dos mares, la iniciativa de la conquista perteneció a los montañeses lo mismo que en otras partes del mundo.
Verdad es que por el lado Norte, la meseta de México encerrada entres sus dos cadenas montañosas limitadoras, que siguen una por el lado del Pacifico y otra en el golfo Mexicano, se abre ampliamaente hacia la alta cuenca del río Grande. El relieve del suelo en esa dirección no ofrece obstáculo ni a las conquistas ni a las emigraciones, de ahí la semejanza de raza y de costumbres que asegura el parentesco de las poblaciones.
La obra política de la conquista española de México fue ciertamente facilitado por el estado político y social de las poblaciones que se hallaban entonces en vía de regresión evidente, y que hubieran respetado los españoles más si hubieran conservado la energía de su iniciativa individual. Los mexicanos reconocían su decadencia, puesto que hablaban de una edad de oro durante la cual las ciencias, las artes, y la industria habían prosperado maravillosamente. Se consideraban entonces decaídos y con fundamento, pero quizás no veían la verdadera causa: Una evolución análoga a la que había ocurrido en Europa, se observaba en el nuevo Mundo, las clases parasitas de los dueños temporales y espirituales frecuentemente enfrentadas, por la conquista del poder. Aunque con mayor frecuencia unidos contra el pueblo y reduciéndolo al estado de perfecta esclavitud, habían concluido por completo la obra de servidumbre y toda iniciativa individual había desaparecido: Los súbditos transformados en una multitud sin impulso ni fuerza de resistencia, no tenían fuerza para expulsar a “aquellos hijos del océano”, que solían aparecérseles, apenas tenían fuerza para maravillarse a la vista de aquellos extranjeros cuya piel de u n matiz menos obscuro que la suya , que vestían de otra manera y que lanzaban el fuego y la muerte con un tubo de acero.
Aún así Hernán Cortes, necesito dos años de esfuerzo para dominar la resistencia de México. Dese que desembarco en 1519, cerca del lugar donde fundó la ciudad de Veracruz, que solo llevaba consigo quinientos hombres, y que no tuvo que combatir con grandes ejércitos, pudo triunfar ante los caciques más o menos poderosos que le cerraban el paso, y reforzar sus tropas con los indios vencidos, que consentían en seguirle, y sobre todo con los hombres útiles reclutados con las tribus independientes o hasta rebeldes contra la opresión de los aztecas.
Tan astuto como valiente Cortés logro apoderarse de la persona de Moctezuma, sometiendo al país y logrando enormes tributos: Los conquistadores no supieron atraerse al pueblo y en la “noche triste” hubieron de evacuar la ciudad de Tenochtitlan, la México de nuestros días, pasando con sus bagajes y los escasos caballos y cañones, sobre la estrecha calzada, y la situación los españoles creyeron llegado su último momento. Según la leyenda se salvaron por la intervención de Santiago de Compostela que tomando en sus manos la bandera de Castilla y de León les mostró el camino a los sobrevivientes a tierra firme lejos del peligro.
Fuente : La historia contada por las partes mexicanos y españoles, puede ser diferente, por ello en esta descripción no hemos remitido a un historiador francés, Eliseo Reclús en su publicación EL HOMBRE Y LA TIERRA , publicada en 1903, Editorial Maucci, Tomo 4º , pag- 434 a 436.
Florián
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