Escribe Adela Cortina un artículo publicado en El País, el pasado día 24, que no tiene desperdicio.
La democracia deliberativa es representativa, sabe que el mejor modelo consiste en la participación del pueblo en los asuntos públicos a través de representantes elegidos, a los que pueden exigirse competencia y responsabilidadesBuena nota deberían tomar aquellos que ocupan escaños y se sumergen en la vorágine del poder sin reflexionar sobre algo muy elemental: ¿qué hago aquí, cuando todo se lo debo a un puñado de votos?
Una respuesta a esa pregunta nos la da A.Cortina en dicho artículo:
"La meta consiste, como es obvio, en ir consiguiendo que los destinatarios de las leyes, los ciudadanos, sean también sus autores, a través de la representación auténtica y la participación de los afectados"
Veremos en los programas de los partidos, con mayoría para gobernar, cómo plasman sus soluciones para que la democracia no sea un juego de números y de este modo los poderosos de siempre nos gobiernen sin pasar por las urnas.
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