Una frase en el prologo en el libro de Nietssche, que pronuncia el protagonista, un eremita Zarathustra, al encontrarse con un santón en un bosque donde conversan de sus actividades y al separase y quedar solo Zarathustra habla con su corazón y exclama: “¿Será posible? Este santo varón metido en su bosque, ¡No ha oído que Dios ha muerto!, hace una exhortación a la tierra y anuncia la llegada del superhombre.
Un libro y un autor ateo, que estuvo prohibido por la Iglesia y del que cuando algo se comenta la frase la recuerda, y la cita como algo nefasto. Sobre el autor se cita su enfermedad mental progresiva originada por una sífilis que padeció.
La llegada del superhombre, hace referencia a su pensamiento, de que el ser humano renuncie a la humildad que le hace arrodillarse para pedir clemencia y suplicar la gracia de dios, para vivir como personaje con goce de la vida terrenal sin estar supeditado al sueño de una vida en otra vida celestial irreal. Una idea que en el siglo XIX, fue terrible y un gran escándalo, y que hoy en el XXI, leemos con naturalidad sin aspavientos, en tolerancia, sin que su lectura escandalice ni deforme a los lectores.
Nietzsche, pone un acento poético elevado, con descripciones breves y doctrinales, se leen con facilidad, aunque el lenguaje en nuestro siglo sea diferente, trata muchos temas para evitar ser reiterativo con variedad de exposiciones y temas a veces inconexas y mezcladas, ofreciendo a lector distintas facetas, anticlerical, antirreligioso y ateo a súper religioso respetuoso, unas veces nazi y otras anarquista, moral-amoral. Más dejemos paso a los pensamientos expuestos en su libro, para que el lector con su propio juicio valores la capacidad y estilo de este autor, obtenemos un fragmento:
Así hablo Zaratrustra, Segunda Parte: De los sacerdotes.
Cierta vez Zarathustra hizo una seña a sus discípulos y les hablo así:
Ahí hay sacerdotes, aún cuando sean mis enemigos, pasad con las espadas dormidas. También entre ellos hay héroes. Muchos de ellos han sufrido demasiado (Por eso quieren hacer sufrir a los otros). Son enemigos malos, nada hay más vengativo que su humildad… Estos sacerdotes me dan lastima; y también me repugnan: si bien esto es para mí lo de menos desde que vivo entre los hombres. Pero yo sufro y he sufrido con ellos, repobros y cautivos son para mí. Aquel a quien ellos llaman su Redentor les ha cargado de cadenas ¡De cadenas de valores falsos, y de palabras ilusorias! ¡Ah quien pudiera redimirles de su redentor!.... Valores falsos y palabras ilusorias: estos son los monstruos peores para los mortales. La fatalidad duerme y aguarda en ellos largo tiempo. Más al fin llega, despierta y devora aquello que construyó cabañas sobre ella. ¡Mirad que cabañas que han construido los sacerdotes! Iglesias llaman a sus antros de empalagoso aroma…., Ellos llamaron dios a cuanto les contrariaba o causaba dolor: y en verdad su devoción tuvo mucho de heroísmo. ¡Y no supieron a mar a su dios como no fuera crucificando a su hombre! como cadáveres quisieron vivir, y amortajaron de negro su propio cadáver: hasta en sus discursos percibo el olor de la cámara mortuoria. Quien vive cerca de ellos vive cerca de negros estanques, y desde estos el sapo melancólico entona sus canciones. Para que yo aprendiera a creer en su redentor tendrían que cantarme mejores canciones, y sus discípulos tendrían que parecerme más redimidos.
Desnudos querría verles, pues solamente la belleza puede predicar la penitencia… ¡En verdad sus ministros redentores no vinieron de la libertad! ¡En verdad no caminaron nunca sobre la alfombra del conocimiento! De huecos estaba constituido el espíritu de tales redentores. En cada hueco colocaron su quimera, su tapa huecos, al que llamaron dios…., Con celo y griterío conducían su rebaño por su propia vereda. ¡Como si no existiera más que una vereda que condujera hacia el futuro! En verdad estos pastores formaban parte de las ovejas. … En los senderos que recorrieron escribieron con signos de sangre. ¡Y su tontería predicaba que la verdad se escribe con sangre! Más la sangre es el peor testimonio de la verdad: la sangre envenena hasta la doctrina más pura, la trueca en ilusión y odio en los corazones. Y si alguien entra en la hoguera para preparar su doctrina. ¿Qué prueba eso? ¡Mejor es que el propio incendio salga de la propia doctrina! Corazón ardiente y cabeza fría: cuando coinciden surge el torbellino, el “redentor “
¡Ha habido en verdad hombres más grandes y de más alta cuna, que esos denominados redentores, por el pueblo, esos vientos arrebatadores y violentos! ¡Hermanos míos si queréis hallar el camino hacia la libertad, tendréis que ser redimidos, por hombres más grandes que todos los redentores! Aún no ha llegado el superhombre. Más ya he visto desnudos a los dos hombres, el más grande y el más diminuto. Aún se parecen demasiado los dos. En verdad, al más grande le halle todavía ¡demasiado humano!
Así hablo Zarathustra.
La referencia a los sacerdotes, aunque dirigida a los protestantes, puede hacerse a la mayoría de religiones, y también a otras ideologías.
La cita del superhombre es un concepto que encanto a Hitler, porque se elevaba el humano por encima del creador, se sabe que sus obras las obsequiaba a jefes de Estado afines a su ideología y que Mussolini la recibió, y posiblemente Franco. Al menos ellos tres en tal pensamiento coincidían. Según quien haga la reflexión puede que esta reflexión del autor se convierta en patrón nazi o prenazi.
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