10 noviembre 2010

El BAOBAB, ARBOL SAGRADO AFRICANO



En varias culturas, los pueblos han adorado y adoran a los árboles y bosques que estiman sagrados; también los bosques se han considerado llenos de misterios, las espesuras forestales, y las nieblas que oscurecen a menudo y que ofrecen paisajes oscuros y tristes dando la impresión de estar habitadas por animales o seres extraños, espíritus y brujos que atemorizan a los habitantes. Los pueblos han adorado siempre los árboles en las religiones pre-monoteístas, lo confirman los escritos de numerosos clásicos griegos y sumerios, consideraban los árboles como los primeros templos de los dioses, y los bosques sagrados como sus primeros lugares de culto, donde las poderosas fuerzas de la naturaleza inspiraban la imaginación de los seres humanos. De estos bosques sagrados es de donde los sanadores tradicionales nativos toman sus hierbas.

El uso pagano de los árboles y los bosques para la adoración se menciona en la Biblia: «… todos los lugares donde los pueblos… han dado culto a sus dioses, en las altas montañas, en las colinas y bajo todo árbol frondoso. Deuteronomio, 12: «El rey Ajaz… ofrecía sacrificios y quemaba incienso… bajo todo árbol frondoso.» II Crónicas, 28:4

Las creencias acerca de lo sagrado y místico están íntimamente vinculadas a los valores de distintos grupos de población, que son atribuidos a cada árbol o familia de árboles, tienen origen en la observación, las experiencias, y relaciones con los elementos de la naturaleza, el más frecuente el agua, los frutos que como son de producción natural se consideran regalo de dioses. Otros factores vinculantes, pueden ser las flores, el viento dominante, la situación, apariencia de su follaje, las ramas y las hojas. De lo “sagrado” emana energía que influye en los humanos mediante sus fuerzas ocultas.

Árboles y bosques sagrados existen o han existido en todos los rincones del mundo, aunque sus interpretaciones sobre sus significados son muy diferentes, un árbol puede marcar el lugar que un antecesor descanso en un momento de una batalla reivindicativa, que sirve de refugio a animales imaginarios, donde un virtuoso santón dormía bajo sus ramas, o bien donde descansan los espíritus de antepasados. Muchos árboles son impresionantes por su enormidad entre los mayores seres vivientes, brotando del terreno y proyectándose a lo alto, los árboles han sido reverenciados como un vínculo entre el cielo y la tierra, otros tiene una edad que se pierde en el conocimiento de los tiempos, ya que son miles de años los que viven. También la utilidad de ofrecer frutas constantemente, era algo mágico o divino que inducia a la adoración.

Los fundadores de los poblados escogían el emplazamiento, tras una observación del terreno considerando los árboles como portadores de bienestar, así como la presencia de agua y huellas de animales. La consideración de árboles y bosques sagrados en algunas áreas del planeta, ha sido un valor defensivo de las reservas forestales de los países, los nativos se han opuesto a las autoridades y a los explotantes, en ocasiones de forma agresiva, con participación de guerreros que defendían los bosques sagrados.


Un grupo de Baobabs marca el lugar donde se estableció una antigua aldea. Desde hace siglos es utilizado como lugar en que se reúnen las comunidades de África, y a su alrededor se toman decisiones importantes, es símbolo de resistencia, tolerancia, vida comunitaria y longevidad, valorado como manifestación de vitalidad, y dotado de propiedades mágicas. Se le pide nos favorezca en todas aquellas cosas que ocurren en nuestra vida.

Baobab es el nombre de un género de árboles, (Adansonia,) que ofrece ocho especies similares, se le conoce como árbol botella y en algunas zonas se le llama pan del mono. Es un árbol leñoso de madera blanda. Habita con preferencia en áreas semiáridas al sur del desierto del Sahara, aunque se les ve en todo el continente africano. El baobab se distingue por su estatura y la apariencia de árbol que crece “desde arriba hacia abajo”

El tronco puede alcanzar los cuarenta metros de circunferencia, pero no crece más de 25 metros. Los Baobabs adoptan la forma de botella a partir dlos 200 años, que es su etapa de madurez. En buenas condiciones, sobre suelo arenoso, con un clima templado y lluvia regulares, puede vivir hasta 1000 años, y se habla de ejemplares que han alcanzado los cuatro mil años. Algunos Baobabs se ahuecan en la madurez y se convierten en grandes depósitos almacenando más de seis mil litros de agua.

Todas las especies dan frutos al final de la estación seca o principios de la húmeda que son parecidos a un melón pequeño, los frutos son comestibles y la pulpa se utiliza para la elaboración de bebidas ricas en vitaminas B1 y C, del fruto hervido las africanas obtienen una salsa. La pulpa del fruto se come fresca y de la semilla se extrae un aceite para cocinar, las cabras sienten predilección por comerlos.

La corteza, de un tono gris rojizo, y que en el árbol adulto tiene de 10 a 15 cm. de grosor, da una fibra tan utilizada que no queda ningún árbol del que no se haya extraído a una altura de dos metros para hacer tejidos, ya que se regenera fácilmente, La corteza del baobab proporciona fibra para la ropa, como en la indumentaria de los nativos las falda como con un tipo de cuerdas, son de baobab, con esta fibra hacen lazos para utilizar en la caza, les sirve de combustible, en infusión se utiliza por la medicina tradicional por sus propiedades febrífugas (antitérmico).

Las hojas del baobab brotan en la época de las lluvias, se usan cocidas para el consumo humano, y sirven también de pasto para el ganado. Los brotes tiernos y las raíces de los ejemplares jóvenes se comen como si fueran espárragos. La madera es fibrosa que no se comercializa, ni los árboles se tala.

Si visitas África y al pie de árboles solitarios y más grandes de Baobab encuentras comida o algún objeto, no debes tocarlo, los nativos con frecuencia depositan a los pies de este árbol, diferentes ofrendas ofrecidas a los espíritus y que deben respetarse, si tu les molestas, te molestaran a ti y no tendrás un viaje ni cómodo ni feliz.


FLORIÁN



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