12 noviembre 2010

HISTORIA Y ARTE DE LOS SUKU


Los Suku o Basuku

Instalados en el sudoeste de Zaire, los suku cuentan con ochenta mil individuos aproximadamente, se les asocia a la tribu de los Yaka, debido a su similitud en un gran número de rasgos. Sus instituciones, organización política y tradiciones culturales son casi idénticas. Tan sólo el estilo de sus talas en madera permite diferenciarlos.

El jefe de linaje tenía poder de vida y muerte sobre sus miembros. Se hacía cargo del culto de los antepasados y era la autoridad judicial. Debía tener numerosa descendencia. El linaje quedaba sometido a la autoridad del linaje fundador, que, a su vez, pagaba un tributo anual al jefe de la región. Éste rendía cuentas al rey, autoridad suprema a la que asistía un consejo consultivo de hombres con título.

Al margen de esta jerarquía, el señor de la tierra desempeñaba un papel importante en los ritos que acompañaban la caza, actividad esencial de los hombres, y que podía ser individual, con arco o carabina, o colectiva, ayudados por perros y trampas. Al igual que entre sus vecinos los beenmbe o los bwende, para asegurarse que conseguirían la caza, los cazadores realizaban un ritual preciso bajo la dirección del señor de la tierra.

Los Suku practicaban una iniciación, el n-khanda. Se construía una cabaña especial en el bosque para acoger a los postulantes durante su retiro, que terminaba con la circuncisión, lo que era motivo de grandes fiestas con máscaras, danzas y cantos. Los jóvenes iniciados pertenecerían entonces al grupo paterno. El n-khanda se organizaba cada vez que había un número suficiente de muchachos entre los diez y quince años.

En esta tribu, el adivino ngoombu ejercía su oficio con un tambor de adivinación. La escultura de madera incluye un arte de corte vinculado a la jerarquía social: insignias de jefes, cinturones, pulseras, azuelas, pipas, láminas de toma de palabra, reposanucas (Exigidos para los complicados peinados que rara vez se rehacían), así como pendientes y espantamoscas que son los atributos del jefe de la guerra. Los sortilegios de caza consistían en estatuillas o simples maderos, a los que se honraba en una choza especial o un recinto sagrado. Los instrumentos musicales incluían silbatos para los perros, en los que se esculpía una figurilla y los tambores con rendija adornados con un busto o cuerpo humano en uno de sus extremos.

Como en la mayoría de las etnias de Zaire, las estatuillas con un contenido de ingredientes mágicos, los biteki, tenían funciones beneficiosas o perniciosas. Las medicinas se introducían en el abdomen cerrado con un tapón de resina o contenidas en saquitos pegados al cuello o la cintura. El khosi, cuya dimensión varía entre los 30 y 76 cm, constaba de un cuerpo con dos caras y miembros desdoblados, o por dos estatuillas que se tocan por la espalda. La cara va a medias pintada a medias de rojo y blanco, mientras que el cuerpo está adornado con puntos rojos y blancos, y las caderas cubiertas por una rafia o de algodón. La estatua se conserva en una choza situada en el recinto de la casa de la jefatura.

Los suku del norte tienen estatuas poco frecuentes, las mulomba, o figuras con la mano alargada solicitando un don. Son propiedad de los jefes de la región. Todas las esculturas llevan el peinado típico de los jefes de tierra y linaje.

Al contrario de la estatutaria, interesante en el plano estético, las máscaras son populares y pobres. Responden a diversas funciones: algunas sirven de protección contra los maleficios y otras aseguran la fertilidad del futuro joven iniciado. Su papel consiste en asustar a los asistentes, curar las enfermedades o lanzar maleficios. Las máscaras-sortilegio del especialista de la iniciación no danzan. Su aparición debe suscitar el terror, sobre todo el kakuungu de los suku, de mejillas hinchadas, rasgos macizos y barbilla prominente. Es la máscara más grande que se conoce en el África negra. Dividida verticalmente, con un lado rojo y otro blanco, se sostiene con una empuñadura situada bajo la barbilla.

Los suku utilizan máscaras-casco hemba. Talladas en un cilindro de madera, el peinado suele estar coronado por un personaje o un animal en altorrelieve. En el norte la máscara se pinta de blanco y se marca con lineas azules, mientras que al sur es roja. Estas máscaras serían la imagen de la comunidad de los antiguos difuntos, sobre todo de los jefes de la línea materna. Favorecen el éxito en la caza, sanan a los enfermos y castigan a los criminales.

Florián

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