07 diciembre 2010

El Poema de Mio Cid poema heroico de 3733 versos




Rodrigo Díaz de Vivar (1043-1099), una figura histórica, es protagonista del poema El Mio Cid, el primer monumento literario escrito en lengua castellana que pertenece a la poesía épica, obra extensa de la literatura española y el único cantar épico de la Edad Media hispánica.

Para Menéndez Pidal, el cantar se escribió hacia 1140, Se conserva completa una copia única de la primera mitad del siglo XIV. De autor anonimo.

El Rey Alfonso VI por mentiras de García Ordóñez destierra al Cid, y este convoca a sus parientes y vasallos que prometen seguirle en su destierro. El Cid al ver su casa vacía, llora y se marcha. Al salir de “Bibar” ven a una corneja por la derecha, que les da un buen augurio, al llegar a Burgos, la ven por la izquierda lo que les anuncia uno malo.

En Burgos las gentes salen a verle, pero nadie les hospeda. Una niña le dice que se marche porque el Rey envió una carta, según la cual castigaría a aquel que hospedara o diera alimentos al Cid. Va a la catedral, Santa María, donde reza, y después se marcha a un campo para descansar.

Martín Antolínez les da alimento, que el Cid y sus vasallos le pagan, mas Antolínez le dice al Cid que el rey le castigará por ello y que quiere unirse a sus vasallos, el Cid en respuesta a su valentía, acepta su compañía. Después el Cid pide a todos llenar dos arcas de arena cubiertas de cuero y clavos para obtener mediante un engaño dinero de los judíos, Raquel y Vidas.

Antolínez se encarga de la tarea y parte hacia Burgos en busca de los judíos, los encuentra en una tienda haciendo sus cuentas del día. Les pide hablar en privado y que no le descubran a nadie, porque les va a hacer ricos. Les cuenta que el Cid fue acusado por robar mucho oro, el cual esta guardado en dos arcas, les dice que el Cid quiere dejarlas en sus manos y que estén a buen recaudo durante un año. Van a ver al Cid para coger las arcas y a cambio de este recaudo los judíos deben darle los 600 marcos.

Vuelven a Burgos y le dan a Antolínez los 600 marcos, más 30 marcos como regalo porque gracias a él, el Cid les ha escogido para la guarda de las arcas. El Cid recibe el dinero y piensa partir antes va a la catedral y da gracias a Dios, prometiendo a la Virgen mil misas.

El Cid, sin compañía, va a ver a su familia para despedirse. Doña Jimena que estaba rezando por él, sale a recibirle junto con sus hijas y monjes. El Cid le da al Abad Sancho 150 marcos para que cuide de su familia y vasallos; en el caso de que este dinero se terminase le dice que por cada marco que gaste del monasterio por ellas, él le dará cuatro. Doña Jimena llora por la marcha del Cid y, éste hace la promesa de que volverá para casar a sus hijas.

Antolínez, y 100 castellanos se unen en Burgos para ir en apoyo del Cid. Al llegar a San Pedro el Cid les agradece su voluntad. Jimena reza por su esposo y se despiden.

El Cid recorre las tierras de Castilla, toda la gente le acoge. La última noche que duerme en Castilla se le aparece el arcángel San Gabriel y le dice que continúe su camino. Cuando parten, el Cid teme que el Rey le persiga, así que se va a Zaragoza y toma Alcocer luchando contra el rey moro de Valencia y, envía 30 caballos de su motín al rey para que vea su hazaña. El rey lo acepta pero sigue enfadado.

En Barcelona derrota al Conde y le hace prisionero. El conde se niega a comer; y a pesar de que el Cid le promete la libertad a cambio de que coma, se niega. Le libera pero se queda con todas sus pertenencias. El Cid y sus vasallos acompañan al conde y a los suyos hasta la zona de acampada y, el conde se despide del Cid para siempre.

El Cid se dirige a Valencia, va conquistando los territorios y después de tres años en guerra conquista Valencia. Manda a su vasallo Minaya Alvar Fáñez, que le pida al Rey que deje salir a Jimena de Castilla. El Rey entusiasmado por la conquista, perdona al Cid y a sus vasallos y, le concede su petición. Esto origina la envidia de García Ordóñez y de los Infantes de Carrión, éstos últimos planean casarse con las hijas del Cid para conseguir riquezas. El Cid y sus vasallos se dirigen a Valencia pero antes en Burgos consiguen caballos, mulas y guarnición.

Minaya va en busca de Jimena para llevarla a Valencia, pues el Cid debe permanecer en ella para defenderla y heredarla. Minaya llega a San Pedro, el abad manda recuerdos al Cid. Empiezan el camino hacia Valencia con las hijas y Jimena.

El Cid manda a Muño Gustioz, a Pedro Bermúdez y a Martín Antolínez al encuentro de Minaya y su familia, éstos llevan una carta del Cid para su amigo el moro Avengalbón que vive en Molina, para que éste acoja a su familia y vasallos. Pasan por Medina y llegan a Molina donde el moro da un buen recibimiento a Minaya y la familia del Cid. Después el Cid envía a 200 caballeros al encuentro de Minaya. Todo se prepara en Valencia con grandes espectáculos para el recibimiento. Jimena se alegra mucho de ver a su esposo. Desde el alcázar todos contemplan Valencia.

El rey de Marruecos, Yucef quiere reconquistar Valencia. El Cid le dice a su mujer que va a tener que luchar contra los moros por salvar Valencia, y que ellas deberán permanecer en el alcázar. Los moros invaden la huerta de Valencia. Las hijas y la mujer del Cid están asustadas, pero confían en la ayuda de Dios. Se toca la campana como alarma. Mueren 500 hombres y al día siguiente el obispo da una misa donde anima a los caballeros: perdonan los pecados de los muertos. Finalmente, derrotan a Yucef. Minaya y Pedro Bermúdez recuentan el botín y llevan como presente al Rey 200 caballos con sillas y espadas. El Rey esta muy satisfecho pero García Ordóñez aumenta su rencor.

Los infantes deciden pedir al Rey el matrimonio con las hijas del Cid para ganar honra. El Rey dice que intentará hablarlo con el Cid. Después reúne a Minaya para que comunique al Cid que le concede el perdón y que los infantes de Carrión quieren casarse con sus hijas. Regresan a Valencia donde el Cid le recibe y éste le da las noticias: el perdón y el casamiento. Al Cid no le parece bien pero como el Rey lo pide dará su consentimiento.

Encuentro con el Rey: El Cid escribe al Rey una carta, en la que dice que la decisión que él escoja será la que se lleve a cabo; el Rey al recibirla anuncia que dentro de tres semanas se celebrará la reunión. El Cid que va a ver al Rey, manda a Salvadorez y a Garcíaz que cuiden Valencia donde deja a su familia. Al llegar el Cid es recibido por todos y hay un emotivo encuentro entre él y el Rey. Se reúnen con los infantes que se maravillan de él. A la mañana siguiente después de la misa, todos se reúnen, el Rey pide al Cid a Doña Elvira y a Doña Sol, el Cid accede y toda la corte se lo agradece. El Rey los casa aunque ellas no estén presentes. Da al Cid 300 marcos por la boda y éste los reparte entre la corte.

El Cid llega al alcázar y les dice a su mujer e hijas que éstas están casadas. Sus hijas y Jimena están contentas. Pero él les dice que sólo lo ha hecho por que se lo ha pedido el rey, que él no quería casarlas.

En Valencia todo se prepara para la boda comienzan los preparativos en el palacio. EL Cid y su esposa salen a recibir a los infantes de Carrión. El Cid le dice a Minaya que coja a sus hijas y que se las entregue a los infantes, éste lo hace y después todos se dirigen a Santa María, donde el sacerdote don Jerome las casa. Después vuelven a Valencia y allí celebran el banquete por todo lo alto. Las bodas duraron 15 días. Fueron muchos invitados entre ellos el padre de los infantes.

Todos están reunidos y sentados, el Cid duerme y de repente su león se sale de la jaula y los infantes de Carrión se asustan y esconden, el Cid se despierta y consigue calmarlo. Todos se maravillan. Los infantes de Carrión se sienten avergonzados

Llegan a un campo, donde pasan la noche al día siguiente los infantes dicen a todos que se adelanten que quieren estar a solas con sus esposas. Todos se van y los infantes les dicen a sus mujeres que se van a vengar de ellas por a deshonra del león. Ellas les ruegan que no lo hagan pero no les hacen caso, comienzan a pegarlas hasta que casi las matan y las abandonan.

Félez Muñoz va en busca de sus primas y las encuentra tiradas en el campo y las monta en su caballo y se las lleva a San Esteban cuando el Cid se entera manda a Minaya que vaya a por ellas. Minaya y sus primas salen de San Esteban hacia Valencia y el Cid los recibe y pide a Dios que se vuelvan a casar con más suerte.

El Cid envía aviso al rey que quiere justicia y que siente haber casado a sus hijas con los infantes de Carrión. El rey le dice que lo siente mucho y convoca una corte en Toledo. Allí se reunirán todos, incluso los infantes de Carrión, los infantes piden al rey que no celebre la corte aun así se hace, y se reúnen todos excepto el Cid que se retrasa finalmente el rey sale a recibirle.

El Cid no llega a entrar en Toledo porque prefiere permanecer en el castillo de San Serván y hacer vigilia. El Cid se prepara para ir a la corte, invita a sus sobrinos y a otros para que vayan con él, así hasta que son cien. Todos reciben al Cid gloriosamente el rey abre la sesión. El Cid pide sus espadas y los infantes se las dan y, pide también el ajuar de la boda de sus hijas y se le concede.

El Cid dice que la cosa no puede acabar ahí, que él le confió a sus hijas en Valencia y ellos las deshonraron. García Ordóñez se pone en pie y reta al Cid diciendo que los infantes son mejores que sus hijas. Además el hermano mayor de los infantes insulta al Cid, y éste es retado.

García Ordóñez anima a luchar a los infantes y Alfonso lo hace con los vasallos del Cid. Pedro Bermúdez vence a Fernando, y Muño Gustioz vence a Asur González y los tres vasallos vuelven a Valencia y el Cid se alegra de verlos.

Mensajeros de Navarra y Aragón piden a sus hijas en matrimonio para sus reyes, el Cid dice que de nuevo será el rey quien tome la decisión. Las hijas del Cid se casan con los hijos de los reyes de Navarra y Aragón, éste casamiento les da más honra que el anterior.

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