29 septiembre 2010

EL CALENDARIO AZTECA, DE SORPRENDENTE PRECISIÓN.

Un día en 1790, los trabajadores que estaban excavando en torno a la catedral en la plaza central de la Ciudad de México encontraron dos monolitos aztecas. El primer aspecto notable de este hallazgo es que sobrevivió a todos. Sólo unas pocas décadas antes los descubrimientos hubiesen sido destruidos como indicadores de culto al diablo y cosas por el estilo. El hecho de que fueron preservados y exhibidos es testimonio de la ilustración española, que se inició mucho antes, pero impulsada por el notable monarca de España, Carlos III, quien gobernó desde 1759-1788.

Ambas esculturas de piedra serían cruciales para la articulación de lo que luego sería llamado el “nacionalismo criollo”, un título para un sistema de creencias que estaba sólo en el proceso de ser un sueño en ese momento. Antonio de León y Gama realizó un análisis académico de este hallazgo y publicó la primera parte de su erudición dos años más tarde, lo que vemos aquí.

La más familiar de las dos, la piedra del sol azteca, es comúnmente pero de manera incorrecta conocida como la piedra del calendario azteca. Es una representación tallada del tipo de calendario azteca, con el sol en el centro. León y Gama fue el primero en examinar este calendario mesoamericano, separado y distinto de los modelos europeos, con el argumento de que cada uno ha venido de muy diferentes concepciones del tiempo. Los aztecas creían que el tiempo se produjo en grupos de 52 años cuando el mundo fue destruido para ser recreado una vez más. Al momento de la llegada de Cortés en 1519, ya había sido creado y destruido cuatro veces.

La estatua de Coatlicue tenía una historia muy diferente. Conocida como la “Madre de los Dioses” o “La Dama de la falda de serpiente”, en principio era considerada horrible, especialmente cuando se la comparaba con reliquias griegas y romanas, y, de hecho, no es una Venus de Milo. Sin embargo, no parece justo que el gobierno de la ciudad trasladara la estatua a los campos de la universidad y, que a continuación, las autoridades volvieran a enterrarla por temor a que incitara a los pueblos indígenas a la religiosidad de la pre-conquista. Fue desenterrada por el barón von Humboldt y luego volvieron a enterrarla una vez más, sólo para que finalmente resurgiera en 1821, pero escondida bajo una escalera durante gran parte del resto del siglo XIX. Ahora, por supuesto, ella y la piedra del sol residen en el Museo de Antropología en la Ciudad de México en el Salón Azteca. Autor: Antonio de León y Gama (1735-1802)

El astrónomo Antonio León y Gama ha sido considerado, en ocasiones, como el primer arqueólogo mexicano. Su descripción del descubrimiento de las “dos piedras”, la Coatlicue y la Piedra del Sol (una piedra de sacrificios inmensa y un calendario), hacía hincapié en la sofisticación y los grandes logros científicos y artísticos de los aztecas, de tal manera que, al mismo tiempo, intensificó y se identificó con el creciente sentimiento nacionalista mexicano de finales del siglo XVIII. León y Gama, publicó tres manuscritos doblados, pintados con acuarelas de las antigüedades.

El calendario mexica, fue inventado por los olmecas hace aproximadamente 35.000 años y heredado posteriormente por todas las culturas y etnias de Meso América, incluyendo entre otros a los mayas, zapotecas y mexicas, llamado haab por los mayas y xiupohuali por los pueblos de habla náhuatl, es una denominación del sistema de medición de tiempo y que tiene dos versiones: el llamado calendario maya dedicado a la medición de ciclos astronómicos, y el llamado calendario náhuatl o mexica, de uso civil. Ambos se basan en la interrelación de un año sagrado de 260 días con el año vago (natural) de 365 días, lo cual forma ciclos de 52 años llamados Fuegos Nuevos. Sus ajustes astronómicos se consiguen mediante el reduplicado de un día cada cuatro años, llamado por tal razón Mohuechihua (hecho doble), y por el comienzo retroactivo en cuatro días cada 520 años (ciclo de rotación de los cargadores o denominadores).

La Piedra del Sol seria derribada o enterrada tras la Conquista de México, es más conocida con el nombre de Calendario Azteca, se trata de una representación profusa del dios Tonatiuh, a quien se vincula con el Quinto Sol. El nombre de calendario le fue adherido por la representación de los glifos de los días que rodean la cara de Tonatiuh, es un disco de basalto con inscripciones alusivas a la cosmogenia mexica y los cultos al Sol. Probablemente fue un recipiente ceremonial) o altar de sacrificio, mide 3,60 metros de diámetro, 30 centímetros de grosor es uno de los monolitos más antiguos que se conserva de la cultura mexica (*), la fecha de tallado fue fechada alrededor del año 1479, ocupó un destacado lugar colocado sobre uno de los templos llamado Quauhxicalco.

Los motivos escultóricos que cubren su superficie parecen ser un resumen de la compleja cosmogonía mexica. En el centro del monolito se encuentra el rostro del dios solar Tonatiuh dentro del signo “movimiento” (Ollin), con sus dos manos, cada una con una pulsera; un ojo y ceja, porque nada se le puede ocultar. Además en cada mano, sus garras apresan un corazón humano, y su lengua está representada como un cuchillo de pedernal, expresando la necesidad de sacrificios para la continuidad del movimiento solar.

Las cuatro eras

Los cuatro cuadrados que rodean la deidad central representan los anteriores cuatro soles que antecedieron al actual Quinto Sol.

En el cuadrado superior derecho se representa el 4º Jaguar, día que la primera era acabó, tras 676 años, al surgir de las entrañas de la tierra monstruos que devoraron a la gente. Representa el elemento tierra.

A su izquierda, está 4º Viento que recuerda que tras 364 años vientos huracanados sacudieron la tierra e hicieron que los que no pareciesen se convirtieran en monos.

Bajo éste, 4º Lluvia. Este mundo duró 312 años y los que en el vivieron perecieron o se volvieron guajalotes (pavos) tras una lluvia de fuego. Representa el elemento fuego.

En el cuadrado inferior derecho se encuentra 4º Agua, antesala de nuestro mundo, que duró 676 años y acabó cuando los que lo habitaron murieron aprisionados por las aguas y se transformaron en peces.

Puntos cardinales: Además el disco central contiene los signos de los puntos cardinales colocados entre los signos de las Eras: el Norte signo 1 Pedernal; Sur, signo 1 LLuvia; Este con Xiuhuitzolli un signo heráldico, y Oeste, con el signo 7 Mono.

Primer anillo. Signos Ollin, Tecpátl, Quiahuitl y Xochitl.

Esta corona la forman los pictogramas de los veinte días bautizados del calendario sagrado azteca, Tonalpohualli. Estos veinte días se iban combinando con trece números hasta que se formaba un año sagrado de doscientos sesenta días.

Estos son: Cipactli, Ehecatl, Calli, Cuetzpallin, Cóatl, Miquiztli, Mazatl, Tochtli, Atl, Itzcuintli, Ozomatli, Malinalli, Ácatl, Ocelotl, Cuauhtli, Cozcaquauhtli, Ollin, Tecpátl, Quiahuitl y Xochitl.

El segundo anillo, contiene varias secciones cuadradas, en cada sección que contiene cinco puntos se creen estar representadas las semanas de cinco días. Hay también ocho ángulos que dividen la piedra en ocho partes. Estos son creídos representar los rayos solares colocados en dirección a los puntos cardinales.

Tercer anillo. En la parte más baja de la piedra, hay dos serpientes de fuego, Xiuhcoatl, que rodean y enmarcan la piedra y llevan al dios por el firmamento, uno frente a otra. Sus cuerpos están divididos en secciones que podrían simbolizar llamas y miembros de jaguar]. Estas secciones podrían representar cincuenta y dos ciclos anuales: el siglo azteca consistió en 52 años, cada correspondencia entre el principio del año civil con el sagrado.

En la parte superior del monolito, un cuadrado tallado entre las colas de las serpientes representa la fecha “13 Acatl”. Esto se supone que corresponde a1479, el año en el que el calendario fue completado.

En los extremos del relieve, hay ocho agujeros equidistantes, representando diversas constelaciones.

Comentarios: El calendario de los olmecas con 3.000 años, muestra al Sol como el centro a cuyo alrededor giran los planetas, (teoría heliocéntrica) estaba más avanzado que, los partidarios de la teoría geocéntricas que colocaban de forma errónea a la tierra en el centro del Universo y todos los astros giran a su alrededor, basadas en ideas religiosas Aristotélicas, los religiosos llevaron al tribunal de la Inquisición en el Siglo XVI a Galileo, por considerar era una afrenta a sus creencias, y no DEBIAN permitir fuera difundiendo ideas de que la tierra alrededor del Sol. Galileo se salvo para salvar su vida rectifico ante el Santo Oficio Italiano. Hoy tras cinco siglos, la Iglesia Católica no ha rectificado de aquel error.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

35,000 Años ??? Este tipo de exageraciones invalidan y hacer dudar de todas las demas aseveraciones que se hacen sin citar ninguna fuente UUUFFFF !

Florián, nacido en Messidor dijo...

Respuesta a Anonimo.

En efecto hay un error, los olmecas formaron su pueblo y de su cultura hay constancia de que debieron construirelo entre mil a mil quinientos a.C.

Parece que si se dan fuentes, Muchas gracias por su amabilidad de comunicar nuestra confusión.

Le rogamos a todos los comentarstas nos envien sus comentaios evitando los anonimos.