Los cruceros, elementos de una religiosidad popular que no podían faltar en las encrucijadas. "Onde hai un cruceiro, houbo un pecado", nos explica Castelao y, sea cierto o no, en más de la mitad de los tres cruceros da parroquia de Combarro se representa una victoria sobre el mal. Algunos de ellos poseen además un mesado a modo de altar con funciones sobre todo ornamentales para la procesión del Corpus.
Existen de varias clases, de término, de parada, de encrucijada, devocionales y penitenciales. Son los elementos más significativos de la iconografía gallega, la cruz de piedra que jalona las encrucijadas de caminos y los atrios de las iglesias. Son más de 10.000 los catalogados en Galicia y, sin embargo, se desconoce su origen y se discute su significado.
En algunas comarcas eran lugar de enterramiento de los niños no bautizados y los familiares dejaban marcas, cruces o iniciales grabadas en el varal. Su tipología es variada, desde la extrema sencillez de una cruz hasta un prodigio de escultura; con hornacina o representando un calvario con las tres cruces. No son pocos los cruceiros que, en este siglo XXI, presiden las rotondas, defendiendo los cruces de caminos.
No son exclusivos de esta región: también aparecen en otras partes de la geografía española y muy especialmente en la Bretaña francesa. Los etnógrafos hablan de cristianización de lugares de incertidumbre (las encrucijadas lo son) y de rituales y leyendas asociados a esas construcciones de piedra, que constan de tres partes: base, vara y cruz. Según algunas tradiciones, servían para bendecir los caminos; otras los vinculan a rituales de sanción para eliminar los males del cuerpo y/o del espíritu.
El Calvario de Barbudo (Pontecaldelas, Pontevedra) es, junto a los de Bueu (Pontevedra) y Beade (Ourense), uno de los cruceiros gallegos más espectaculares. Fue levantado en 1883. Las cruces de ribeira, típicas de la Costa da Morte, son homenajes a los hombres del mar y a los náufragos. La de la imagen se encuentra en Cabo Roncudo (Ponteceso, A Coruña).
La calavera aparece en la base o en el capitel de algunos cruceiros, como sucede en el de OCorpiño (Pontevedra), en cuya iglesia se siguen realizando exorcismos con frecuencia.
Florián
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