12 enero 2010

THOMAS MORO, POLITICO Y HUMANISTA.



(Thomas More) Tomás Moro, gran político y humanista inglés (Londres 1478 -1535). Procedente de la pequeña nobleza, en época que la civilización abandonaba la Edad Media y comenzaban las luces intelectuales del Renacimiento, estudió en Oxford y accedió a la corte inglesa en calidad de jurista, fue miembro del Parlamento, pupilo del Cardenal y Arzobispo Morton, y Canciller de Enrique VII, adquirió una vasta cultura humanista, estudio retórica y lógica. Cuando regreso a Londres, Moro estudia leyes, vivió en la Cartuja de Londres, y abandona la vida monacal para contraer matrimonio en 1505. A partir de este momento comienza su brillante y ascendente carrera. Es elegido diputado y se especializa en derecho marítimo y comercial, en 1510, Moro es nombrado Under-Sheriff de Londres (cargo judicial y administrativo), y Juez de Paz de Hampshire

Su experiencia como abogado y juez le hizo reflexionar sobre la injusticia del mundo, conocimiento que favoreció la personal relación con los humanistas del centro de Europa formarán su círculo de amistades humanistas. (Juan Colet, Guillermo Linacre, Tomas Latimer, Cuthberto Tunstall, Juan Colt y Erasmo de Roterdam)

Enrique VIII atraído por su valía intelectual, le promovió a cargos de importancia creciente: embajador en los Países Bajos (1515), miembro del Consejo Privado, logro resolver una revuelta en Londres contra mercaderes extranjeros, por lo que, portavoz de la Cámara de los Comunes lo llama a su servicio como Consejero real. En 1520 se le nombra vice-tesorero, Presidente de los comunes en 1525 y, cuatro años después, Canciller de Lancaster, ayudó al rey a conservar la unidad de la Iglesia de Inglaterra, rechazando las doctrinas de Lucero e intentó, mantener la paz exterior. Por su oposición con las imposiciones de Enrique VIII, dimitió como canciller cuando el rey quiso anular su matrimonio con Catalina de Aragón, rompió las relaciones con el Papado, se apropió de los bienes de los monasterios y exigió al clero inglés un sometimiento total a su autoridad (1532).Dimitió como canciller cuando el rey quiso anular su matrimonio con Catalina de Aragón, rompió las relaciones con el Papado, se apropió de los bienes de los monasterios y exigió al clero inglés un sometimiento total a su autoridad (1532).

Moro abandona sus cargos públicos y se retira a su casa de Chelsea, su negativa a reconocer como legítimo el subsiguiente matrimonio de Enrique VIII con Ana Bolena, y prestar juramento a la Ley de Sucesión, hizo que el rey le encerrara en la Torre de Londres acusado de traición (1534) fue condenado a muerte y le hizo decapitar al año siguiente. La Iglesia católica le canonizó en 1935.

Su obra más relevante como pensador político fue Utopía (París, 1516). En ella criticó el orden político, social y religioso establecido, su modelo estaba caracterizado por la igualdad social, la fe religiosa, la tolerancia y el imperio de la Ley, combinando la democracia en las unidades de base con la obediencia general a la planificación racional del gobierno. A pesar de haber mantenido en el plano teórico estas aspiraciones de pensamiento socialista, Moro fue prudente y moderado en cuanto a la posibilidad de llevarlas a la práctica, por lo que no combatió directamente al poder establecido ni adoptó posturas ideológicas intransigentes.

Era un católico ferviente que incluso había pensado en hacerse monje, hombre de gran actividad, con abundantes escritos Utopía (1516) es importante e influyente en el que plantea el problema de la legitimidad y fundamento del poder y que inaugura el pensamiento político de la modernidad, la progresiva secularización de la sociedad, así como la crítica a la inadecuación de las instituciones políticas y eclesiásticas que culminaron en la Reforma, exigían una nueva manera de plantearse el problema de la relación entre lo público y lo privado y la cuestión de la articulación entre la esfera de la moral y la de la praxis política en la que la primera ha de tener lugar.

Utopía es una república ideal, más posible si la política se supedita a la moral, se elimina la propiedad privada, el ejército y la intolerancia. Utopía es utópica no por ser irrealizable, sino por no haber sido cumplida todavía.


Utopía está dividida en dos partes, la primera, es una crítica de la situación política y social de Europa, centrándose especialmente en la Inglaterra de mediados del siglo XVI. Todos los males que acechan al hombre no son producto de un designio divino ni surgen de su propia naturaleza. Todo desorden y mal moral es siempre fruto de una mala organización y gestión de lo público. Son las instituciones y organizaciones sociales y políticas las responsables de la entidad moral de los sujetos que bajo ellas se desarrollan. Nuestros destinos no dependen de ninguna finalidad inmanente o trascendente (Dios, inmortalidad, etc.). El bien y el mal moral se juegan siempre en el tablero de lo histórico, es decir: en lo político y social mismos

Utopía, designa un "lugar ilocalizable en ningún sitio" por cuanto es un ideal, un horizonte futuro, aunque posible y realizable a través de la praxis política. Esto implica la aceptación por parte de Moro de la posibilidad histórica de un progreso de la humanidad. Utopía es el límite que se ha de hallar presente en nuestra mirada si lo que queremos es construir un mundo en el que todos los males (morales, políticos, religiosos) sean erradicados por completo.

Moro expone que el origen del mal se halla vinculado a dos fenómenos: por un lado la propiedad privada, tesis que más tarde recogerá Rousseau, y por otro lado la guerra a la que se prestan por pura ambición los gobernantes europeos (ejemplo de ella fue la mantenida por Enrique VIII contra Francia, contienda a la que Moro era contrario)

La división entre ricos y pobres, opresores y oprimidos surge de un desigual reparto de la riqueza, desigualdad que genera no sólo una fractura entre dos clases en pugna, sino un sinfín de rivalidades y desórdenes sociales (revoluciones y levantamientos de los más pobres, miseria, delincuencia, ociosidad impúdica de nobles y clérigos) que normalmente termina justificando el mantenimiento de un ejército permanente muy costoso económicamente y peligroso en épocas de estabilidad.

La modernidad del pensamiento de Moro se advierte en su crítica a la sociedad estamental: la división platónica entre guardianes y trabajadores ha de ser suprimida por una República en la que todos los hombres, cualquiera que sea su condición y profesión, están obligados a trabajar en vistas al bien común. "el solo y único camino hacia el bienestar público está en declarar la comunidad de bienes, y esto no sé si se podrá guardar donde lo que posee cada uno es su propiedad" (Utopía, Libro I)

"cuando contemplo esas repúblicas que hoy florecen por ahí, no se me ofrece otra cosa, séame Dios propicio, que es una cierta conspiración de los ricos que tratan de sus intereses bajo el nombre y título de república. Y discurren e inventan todos los modos y artes para, retener sin miedo de perderlo lo que acumularon con malas artes; después de esto, para adquirirlo con el trabajo y fatigas de todos los pobres por el mínimo precio; y para abusar de ellos. Estas maquinaciones, tan pronto que los ricos han decretado que se observen en nombre del pueblo, esto es, también de los pobres, se hacen ya leyes" (Utopía, Libro II).

En el segundo libro de Utopía, nos describe la isla de los utopienses, comunidad de trabajadores gobernados por sabios, actúan con vistas al bien común, todos producen, participan y disfrutan de los bienes, por lo que la miseria y las revueltas y revoluciones asociadas a ella desaparecen. En la utopía de Moro, el ocio y el vicio se previenen mediante un trabajo y la cultura. No hay diferencias sociales, y la libertad está vigilada para que nadie sobrepase los límites de la "corrección moral".

Nuestros modernos Estados heredaron muchos de los postulados utópicos de Tomás Moro, y su enorme influencia se rastrea en los “hospitales para pobres” creados en Europa, las reservas para indios en América o en el pensamiento socialista.


Florián, nacido en Messidor

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